Se conoce como desesperanza a aquella cognición que surge y se desarrolla ante una situación o contexto que el ser humano percibe como incontrolable, es decir, que se escapa de su campo de dominio.
Emitir una acción, un gesto, o un conjunto de palabras que correctamente unidas y coordinadas formen un mensaje claramente explicito, sin rodeos, puede hacer que la situación mas simple se nos escurra entre nuestros dedos como el agua cuando intentamos recogerla y retenerla entre nuestras manos posicionadas en forma de cuenco.
Evidentemente, la desesperanza es algo mucho mas complejo, dependiente de muchos factores internos y externos, de cogniciones y contextos que en ocasiones nos imponen y otras veces nos los forjamos nosotros mismos.
A veces, esa controlabilidad o incontrolabilidad poco importa, pues ante todo….condición humana es hacerse respetar y que no usen la imagen ni el propio nombre de nadie con el objetivo de beneficiarse de una misma para conseguir ciertas cosas……. El fin nunca justificará los medios.
Por otro lado, parece casi increíble como ocho letras, que podrían ser cualquiera de todo el alfabeto y que individualmente no tienen significado por si solas, que tan solo son un sonido unido a un trazo que forman su grafía, puedan agruparse en una simple frase o incluso en dos palabras, dejando expuesto un sentimiento que ayuda a airear el espíritu. Palabras, sentimientos, gestos y complicidades que a veces te animan a soltar la correa que aprieta tu corazón y otras incluso te lleva a hacerle un agujerito mas para que no se te desboque y surja esa sensación de incontrolabilidad llegando a desesperanzarte.
¿Dar rienda suelta a ese sentir que emerge después de un tiempo, después de muchos inviernos e incluso primaveras… o guardarlo en el fondo de una cajita de música escrito en un papel y cerrarla con llave, a la espera de alguna señal racional que haga que esa melodía vuelva a mis oídos?
¿Pintar mis labios, disfrazarlos de fiesta, hacer que brillen por las calles mientras me llevan de paseo por donde apenas conozco y no me atrevo a besar… o, mantener su sabor y su forma por miedo a expresar?
Dos antónimas opciones que me brindan distintas realidades: sensación de controlabilidad, sinónimo de encorsetamiento (característica de mi personalidad) y la muy temida sensación de no tener control, siempre cogida de la mano de su eterna amiga desesperanza. Sé que al fin y al cabo esas sensaciones de “no saber que pasará” es lo que en definitiva nos mantienen vivos y nos proporcionan experiencias y vivencias.
Hoy, al menos hoy, aprieto un poco mas mi corazón haciéndole un agujero mas a ese cinturón que lo rodea, pues después de un tiempo se quedó tan delgadito que se me cae del pecho.